Fragmentos "El despertar de Olivia"
¡Hola, chic@s!
Falta poquito para que cerremos este año y demos la bienvenida a uno nuevo. No podía estar más agradecida por todo el cariño que me habéis brindado. Gracias de corazón por leerme y por apoyarme en esta aventura. Un abrazo enorme y feliz año nuevo a tod@s.
Despido 2019 con otro fragmento de "El despertar de Olivia", espero que os guste.
Capítulo 2
Falta poquito para que cerremos este año y demos la bienvenida a uno nuevo. No podía estar más agradecida por todo el cariño que me habéis brindado. Gracias de corazón por leerme y por apoyarme en esta aventura. Un abrazo enorme y feliz año nuevo a tod@s.
Despido 2019 con otro fragmento de "El despertar de Olivia", espero que os guste.
Olivia es una chica tranquila y algo tímida que cree haber encontrado la felicidad en los brazos de Bryan, un hombre guapo e inteligente con el que, por fin, verá su sueño hecho realidad.
Matthew es un soltero empedernido de treinta y cuatro años que ha conseguido compaginar las dos cosas que más le apasionan: el deporte de aventuras y el trabajo.
Un regalo envenenado de sus mejores amigas provoca que el camino de Olivia se cruce con el de Matthew, y este encuentro hará que sus vidas den un giro de ciento ochenta grados.
Ninguno de los dos estaba preparado para lo que sucedería pero, si quieren ser felices, tendrán que enfrentarse a sus miedos, a las manipulaciones y a las mentiras que les rodean. Y, lo más importante, deberán quitarse la venda de los ojos y aprender a ver con el corazón.
¿Podrán superar las adversidades para vivir una verdadera historia de amor?
Si quieres reír, amar y temblar de pasión tendrás que adentrarte en las páginas de El despertar de Olivia.
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Capítulo 2
Casi cinco
horas después, las chicas llegaban a su destino. A pesar de que no era la
primera vez que visitaban Las Vegas, no pudieron evitar sorprenderse con el
notable contraste del paisaje. Atrás había quedado la desolación del desierto
de Mojave y delante de sus ojos, como si hubiera salido de la nada, se
encontraba un enorme oasis de cemento y modernidad que desentonaba por completo
con el marrón ocre predominante de alrededor. Sin embargo, ahí estaba, seductora
y enigmática, la ciudad del pecado. Bueno, ya no era conocida como tal, ahora
era la capital del espectáculo.
Las chicas se
encontraban eufóricas. Para ellas era como estar en un mundo de fantasía, un
Disney Word para adultos. Incluso Olivia se había dejado contagiar. Hacía mucho
tiempo que no sentía la libertad corriendo por sus venas.
—Todavía no me
habéis dicho dónde nos vamos a hospedar —dijo Olivia.
Al aceptar el
regalo de sus amigas también había aprobado sus condiciones, entre las que se
incluían no llamar ni recibir llamadas de su prometido, participar en todas las
actividades programadas, y vestirse con la ropa que decidieran sus amigas. O
sea, estaba metida en un buen lío.
—Ya lo verás,
estamos llegando —comentó Lesley al girar a la izquierda, en dirección a South
Las Vegas Blvd.
Olivia se quedó
boquiabierta al ver que su amiga entraba en el estacionamiento del lujoso Hotel
Wynn.
—¿Nos
alojaremos aquí? Es demasiado, ¿no? —preguntó incrédula, mirando a su alrededor
sin perder detalle.
Tanto Olivia como
sus amigas venían de familias acomodadas. Sus padres nunca les habían negado
nada, lo habían tenido todo en bandeja. Sus únicas responsabilidades en la vida
eran seguir los cánones impuestos por la sociedad y sacar buenas notas, algo
que cumplieron a rajatabla. En realidad, unas más que otras. Lesley y Nicole, a
pesar de las buenas notas, seguían sus propias reglas.
—No, no es
demasiado. Es lo que nos merecemos y es lo que tú te mereces. La mejor
despedida de soltera del mundo —concluyó Nicole.
Las amigas
miraban todo a su alrededor con los ojos repletos de entusiasmo. Cada una desde
su propia perspectiva.
—¡Dios! Este
sitio es una pasada. Necesitaríamos por lo menos un mes aquí para poder
disfrutar de todo eso —añadió Cameron eufórica.
—¿Qué tenéis
planeado para esta noche? —preguntó Olivia.
—Un espectáculo
de acrobacias acuáticas y aéreas en una enorme piscina montada en el Wynn
Theater —le respondió Nicole sin acordarse del nombre de la actuación.
—El show se llama Le Rêve, que significa «El
sueño». Según la crítica está considerado como uno de los mejores de Las Vegas
—le explicó Cameron.
—Y después nos
divertiremos en el casino del Wynn—añadió Lesley que, justo en este instante,
veía cómo se acercaban al mostrador del hotel tres hombres elegantes, guapos y
con aire de triunfadores.
Los observó con
atención y descartó al moreno, porque un anillo de casado brillaba en su dedo
anular. Siguió con su escrutinio y una sonrisa se dibujó en sus labios. Uno de
ellos era la fantasía personificada de su amiga Olivia. No podía creer en su
suerte.
Se apartó del
grupo y se aproximó a ellos con discreción. Cualquier información podía ser
útil para poner en marcha el plan que habían orquestado.
Lo que Lesley
ignoraba era que los tres ya se habían fijado en ellas.
Matthew estaba
distraído contestando los mensajes en su móvil mientras esperaba que sus amigos
gestionaran la reserva. De repente, el sonido de unas risas femeninas le llamó
la atención. Levantó la mirada y vio a cuatro chicas muy jóvenes acercándose al
mostrador. Calculaba que deberían de tener entre veinte y veintitrés años como
mucho. Decidió que no le interesaban y apartó la mirada.
Pero una voz
suave y caliente entró en su sistema y le provocó una corriente eléctrica que
recorrió todo su cuerpo. Volvió a centrar su mirada en ellas y buscó a la dueña
de esa voz tan envolvente. Se quedó prendado con lo que vio y por más que lo
intentó fue incapaz de apartar los ojos de la chica. Su pelo era de un
brillante color castaño y le caía sedoso por los hombros. Siguió bajando la
mirada por el contorno de sus senos, que la ajustada camiseta de algodón blanca
dejaba entrever; eran como a él le gustaban, ni pequeños ni demasiados grandes.
Su mirada continuó recorriendo su cuerpo, y casi se atragantó al detenerse en las
redondeces de su trasero. Bajó un poco más y se deleitó con sus largas y
torneadas piernas, expuestas por el corto pantalón vaquero que llevaba. Su
entrepierna reaccionó de una manera poco adecuada para el momento y tuvo que
moverse por la incomodidad que sentía. Sin embargo, nadie le había preparado
para el impacto que recibiría su corazón al verle la cara. Su sonrisa inocente,
sus ojos de un azul verdoso y ligeramente rasgados. Era un ángel, un ángel con
un cuerpo pecaminoso.
—Matthew, ¿me
estás escuchando? —preguntó Bruce impaciente al no tener su atención.
Matthew siguió
atento al grupo de las chicas, empapándose de su ángel, de su Olivia, así se
llamaba. Su escucha había sido productiva, y ya sabía su nombre, el número de
su habitación y que asistiría al espectáculo Le Rêve esta noche.
Bruce siguió la
mirada de su amigo y comprendió qué era lo que le tenía abducido. Y vaya si lo
entendía. Una diosa con cara de ángel. En este momento decidió hacer todo lo
posible para propiciar un encuentro entre los dos. Esa era su venganza por la
falta de apoyo que había recibido de él en el avión. Pretendía que se tragara
sus palabras. Con una sonrisa en la cara se preparó para hacer la reserva. Por
supuesto, su decisión iba a tener que ver con dónde se encontraran las chicas,
él también había escuchado esa parte de la conversación.
—¿En qué mundo
estás, amigo mío? Llevo rato intentando llamar tu atención —dijo Bruce con
inocencia a la vez que le daba un ligero tirón en el brazo.
—Estaba
observando el local y, verdaderamente, hace honor al precio y a la fama que
tiene —justificó Matthew tras carraspear.
«Joder, no sé
qué mierda me ha pasado. Nunca nadie me ha atraído a este nivel. Siento como si
me hubiera absorbido el alma, y también cierta parte de mi cuerpo, parte que se
ha puesto dura como una roca y que sufre aprisionada entre mis pantalones.
Llevo demasiado tiempo sin sexo. Seguro que este es el motivo por el que me
encuentro así».
—Ya —dijo Bruce
y se dispuso a concluir los trámites.
Minutos después
observó que una de las chicas se apartaba del grupo. Era el momento propicio
para acercarse a ella. Pero antes de hacerlo pidió información sobre el campo
de golf; eso mantendría a sus amigos entretenidos, porque eran muy aficionados
a ese deporte.
—Hola.
—Hola —respondió
Lesley. No podía creer en su suerte.
—Perdona mi
atrevimiento, pero mi amigo se ha quedado prendado de tu amiga, la de pelo
castaño. ¿Crees que tiene alguna posibilidad? —preguntó de forma directa. Si se
presentaba otra ocasión emplearía un abordaje más sutil. No obstante, esta
podría ser su única oportunidad.
—Eso de «mi
amigo» ya está muy visto. Y no, tú no tienes posibilidades —respondió Lesley
con fastidio.
Bruce se sintió
ofendido en su orgullo masculino y, sin poder evitarlo, preguntó:
—¿Y se puede
saber por qué? Soy considerado uno de los mejores partidos del país —contratacó
vanagloriándose de su estado de soltero de oro. A pesar de estar enamorado y
con un pie en el altar, no le había sentado nada bien ser rechazado así, tan
bruscamente.
—No lo dudo,
guapo, pero no eres el tipo de mi amiga. El único que tendría alguna
posibilidad con ella es ese de allí —apuntó con el dedo—. El rubio fornido.
—Pues estamos
de suerte. Es justo él el que está interesado —comentó más relajado.
—¿Y por qué no
se ha acercado él? —preguntó Lesley desconfiada.
—Es que es muy
tímido para estas cosas —dijo y miró a su alrededor para controlarlos. Si Steve
lo pillaba hablando con la chica pensaría cosas que no eran y eso a él no le
beneficiaba en absoluto. Necesitaba tenerlo de su lado con la que se avecinaba.
—Pues estamos
apañados. Olivia no levantará un dedo para acercarse a él —le comentó Lesley al
tiempo que miraba de soslayo a sus compañeras, que estaban firmando la reserva.
Justo en este instante, Nicole miró en su dirección. Y ella tuvo que hacer
señas para que permaneciera donde estaba, no le convenía que Olivia los viera
juntos.
—Mira, tiene
que parecer una casualidad. Hay que sincronizar nuestros encuentros. ¿Me
sigues?
—Sí, te sigo.
Toma mi tarjeta. Cuando sepáis a dónde vais a ir, me llamas, y apareceremos
como por arte de magia —concluyó Bruce despidiéndose con la mano.
Con cautela se
acercó a sus compañeros. Ellos no se habían dado cuenta de su movimiento,
estaban entretenidos ultimando los trámites para el uso del campo de golf.
Bruce apoyó un brazo en el mostrador y una sonrisa de satisfacción surcó sus
labios. Estaba seguro de que estos tres días iban a ser muy entretenidos.
—Por aquí todo
arreglado. A instalarnos y a prepararnos para la noche, os voy a enseñar quién
es el rey del blackjack —dijo Steve
haciendo alusión a la suerte que había tenido las tres últimas veces que había
jugado en Las Vegas. En realidad, su suerte se debía a su habilidad para contar
cartas.
—No te pases,
hermano, o nos prohibirán la entrada en el casino —le previno Bruce.
—No se fijarán
en mí, ellos están pendientes de las grandes apuestas. Yo solo me divierto
ganando pequeñas e irrisorias sumas.
Matthew, ajeno
a la conversación de sus amigos, buscaba con la mirada a su ángel. Al no encontrarla,
una desagradable sensación de pérdida lo invadió.
Buenas noches. ¿Habrá una segunda entrega de El despertar de olivia?
ResponderEliminarGracias por la información, es que l9 acabo de leer y me ha encantado.
😍😍😘😘