Fragmento "El amor no pide permiso"
Hola chic@s:
Os dejo otro pequeño fragmento. ¿Qué os parece?
Un besito grande y gracias por leerme.
Fragmento:
Os dejo otro pequeño fragmento. ¿Qué os parece?
Un besito grande y gracias por leerme.
Fragmento:
Capítulo 2
A la mañana siguiente me despierto con la pierna de Sofía
en la cara, está al revés, es increíble cómo se mueve esa niña. Fabricio está
al otro lado, con un mechón de mi pelo entrelazado en su mano. Los dos
invadieron mi cama a las cinco de la mañana. Si uno se despierta y decide
hacerme compañía en medio de la noche, ten por seguro que no viene solo. La
complicidad que hay entre ellos es asombrosa. Con extremo cuidado para no
despertarlos, me levanto. Y aprovecho ese ratito de tranquilidad para
prepararme un café bien cargado, necesito cafeína extra para aguantar a estos
dos todo el día.
Empiezo a pensar en
Alicia, se la ve tan feliz, y Héctor bebe los vientos por ella. El amor que desprenden
ambos parece de película. Después de verlos juntos, de ver cómo se miran, cómo
se buscan todo el tiempo, me quedó claro que yo nunca había amado a Roberto. No
la envidio, no obstante quiero un amor así. Quiero que alguien haga que mi
corazón de un vuelco y quiero sentir mariposas en el estómago. Eso es, no me
conformaré con menos.
Escucho el llanto de Sofía y, cronometrado, dos segundos
después el de Fabricio. Adiós a la tranquilidad y a los sueños románticos.
─¡Hey! ¡Hey!, ¿qué está pasando aquí?
─Mami, Sofía me ha pegado una patada en la cara ─se queja
Fabricio entre lágrimas.
─Mentiroso, eres malo ─dice mi valiente niña a su hermano─.
Mami, Fabricio me despertó y tiró mi muñeca al suelo.
─Fabricio, tu hermana se mueve mucho cuando está dormida,
seguro que no tenía la intención de darte una patada. Ahora, coge su muñeca y
hacéis las paces. Y Sofía, pide disculpas a tu hermano, él no es ni mentiroso
ni malo.
A mi niña le cuesta más, pero al final se chocan las manos,
así me gusta.
─Bueno, ya que está todo solucionado, vamos a desayunar,
hay galletas con pepitas de chocolate.
Enseguida están riendo y saltando sobre la cama, son tan
lindos, los amo tanto. Estoy cien por cien segura de que Roberto se cruzó en mi
camino únicamente para darme a estos dos angelitos. Los bajo de la cama y,
después de llevarles al servicio, nos dirigimos a la cocina en una carrera para
ver quién llega primero.
─He ganado yo ─grita Fabricio emocionado.
─No, he ganado yo ─dice Sofía cruzándose de brazos y haciendo
un mohín.
─Habéis empatado, es que sois rapidísimos. No he podido con
vosotros, me habéis ganado.
─Sííí…, somos más rápidos que mami, mamá es una tortuga ─gritan
los dos en completa sincronía.
Después de algunos minutos de calma, mi observador hijo me
mira el brazo horrorizado.
─¿Qué te ha pasado en el brazo, mami? Te has hecho pupa ─me
pregunta con la boca llena de galletas.
─No hables con la boca llena, tesoro. Mamá se ha caído en
la ducha, pero no es nada importante, es como cuando tú te caes jugando al
fútbol y te queda un moratón en la piel, solo que el de mamá es más grande.
─¿Te duele, mami? ─me pregunta Sofía.
─No, tesoro. No me duele nada, ¿ves? ─le digo con una
inmensa sonrisa en la cara y me toco el hematoma con el dedo.
─Voy a darte un besito para que se cure pronto ─me dice
Sofía con su dulce vocecita.
Me llena el brazo de besos y mermelada de fresa.
─Yo también te voy a curar con mis besitos ─me dice
Fabricio.
─Gracias, mis amores. Ahora estoy segura de que me curaré
en un abrir y cerrar de ojos. ─Los abrazo y mis ojos brillan emocionados, ellos
son lo más importante en mi vida.
Comentarios
Publicar un comentario